domingo, 6 de junio de 2010

Udalatx, minas olvidadas y ermitas en ruinas - Luisa Alonso-Cires


Udalatx

¿A quién pertenece el Udalatx? ¿A los vizcaínos de Elorrio, a los guipuzcoanos de Arrasate? Olvidémonos de los mapas y de las líneas que se trazan en ellos, esta montaña la llevan en su retina, desde la infancia, muchas mujeres y muchos hombres de ambas zonas. Desde los dos lados se ve su inconfundible línea recortada en el cielo. De una parte, con sus tres cimas cayendo sobre prados y bosques, reunidas en un cresterío reverdecido y ancho. De la otra, la mole rocosa de su cumbre principal aparece como un castillo protector, una pirámide esbelta  y gris, cortada por una grieta.

Desde Kanpazar, la figura del Udalatx presenta una enorme herida que recorre toda su cintura, una cantera, la mano del hombre ha arrancado sus entrañas a la montaña y ahora queda un vacío irreparable. Es por delante de las instalaciones de la cantera donde iniciamos el camino, siguiendo un cartel que anuncia la cumbre a 1.15 horas. Entramos en un sendero bien marcado que, atravesando pinares y encinares, se anima a empinarse en sucesivos zig-zags. Saliendo de la vegetación, cuando la sombra desaparece, el camino se bifurca, entonces escogemos la más cómoda senda de la izquierda y así llegamos a un pequeño collado que nos deja en la misma ruta que sube desde Udala (Arrasate).



 


 

     
Pasando por la derecha de la cruz colocada para que pueda verse desde Arrasate, llegamos a unas ruinas. En pie, aguantando el paso del tiempo, unos bloques recuerdan el lugar donde estuvo la ermita de la Santa Ascensión. En 1570, el historiador guipuzcoano Garibai escribía sobre la basílica-ermita y decía que en ella habían vivido ermitaños y personas de letras. En 1679 las Juntas Generales de Gipuzkoa se reunen en Tolosa y deciden el cierre de las ermitas innecesarias. El entonces alcalde de Arrasate se ocupó de cumplir esta decisión en 1771.

Ruinas de la ermita de la Ascensión

   
Pasadas las ruinas entramos en la cresta de piedra, abrillantada de tantas pisadas, y recorremos un airoso cresterío que nos conduce a la cumbre. Hay vértice geodésico, cruz y buzón, todo es poco para el Udalatx (1117 m).


 


  
     Udalatx

Continuando por el cresterío, se pierde altura para alcanzar la boca negra de una cueva, alojada en una antecima, separada de nuestro siguiente objetivo por la brecha de Uztepe Osta. Después el sendero conduce hasta las cercanías de la cima del Erdiko atxa (1026 m). Cuando se alcanza con la vista la cruz, hay que probar la pendiente para llegar hasta el buzón.





 Erdiko atxa

La tercera cima, Atxaurrutxugana (979 m) se alcanza igualmente cresteando y superando la brecha de Azpoiti.




Atxaurrutxugana

En este punto la cresta pelada se suaviza hasta terminar vencida por la hierba. Bajamos ahora en dirección hacia Besaide, hacia el fondo del barranco, donde se observa un grupo de rocas transformadas por la intervención humana. Son las antiguas minas de Ongoeta, de donde se extraía el hierro que dió origen al afamado acero de Mondragón. En pleno siglo XVI, su especial temple atrajo a ingleses, flamencos y franceses.








  Antiguas minas de Ongoeta   

Finalmente, buscamos la pendiente de la senda herbosa que, dejando a su izquierda la ermita de Santa Lucía, nos devuelve a la pista de tierra que nos lleva de nuevo al puerto de Kanpazar.

Tiempo: 3h
Alitzol Altura. Los pueblos vascos en la conquista de América
Serapio Múgica. Geografía de Gipuzkoa
Nestor de Goicoechea Montañas de Euskalherria. Biblioteca Vascongada Villar. 1980
www.mendikat: Udalatx, Erdiko atxa, Atxaurrutxugana

1 comentario:

Robín dijo...

Un monte con mucha personalidad; que te está invitando...

Tu enlace hacia la conquista de América por los vascos, está roto.