martes, 11 de enero de 2011

Por encima del Círculo Polar - Itziar Lazurtegi



Típico paisaje en Lofoten (Moskenesoya)


Cualquier pretexto es bueno para viajar y, en esta ocasión, la excusa fue participar en la carrera de maratón más septentrional del planeta, el Midnight Sun Marathon de Tromsø (Noruega) y, “de paso”, acercarnos a conocer las Islas Lofoten. También tuvimos la oportunidad de recorrer un tramo del recuperado camino de servicio del ferrocarril Ofotbanen, en Narvik, muy cerca de la frontera con Suecia y no muy lejos del techo de este país, el Kebnekaise o Giebnegáisi (2113 m), una tentación más que se puede añadir al viaje…

Tromsø

La ciudad de Tromsø, la más grande del norte de Noruega, está situada a unos 400 km al norte del círculo polar ártico. Debido a su ubicación geográfica, aquí puede contemplarse el Sol de Medianoche durante un par de meses en verano, aproximadamente desde el 21 de mayo al 21 de julio. Durante este periodo, el sol desciende sobre el horizonte para volver a elevarse sin haberse ocultado. Al atardecer le sigue el amanecer sin ocaso, la noche sencillamente no existe y se disfruta de luz las 24 horas del día. Por el contrario, en invierno se vive un periodo similar de permanente oscuridad, solo rota por la mágica iluminación de las fascinantes Auroras Boreales.

A pesar de compartir latitud con lugares como Alaska o Groenlandia, el clima en Tromsø es bastante más moderado gracias a la influencia de la cálida corriente del Golfo. Entre sus 70.000 habitantes se encuentran representadas cerca de 130 nacionalidades diferentes, lo que la convierten en una urbe muy cosmopolita, con una extensa vida cultural y social (según cuentan, es la ciudad noruega con más bares por habitante). La Universidad de Tromsø y el Instituto Polar atraen a muchos estudiantes y científicos y su abrigado puerto se utiliza como base de partida para muchas expediciones al Polo Norte, por lo que la ciudad es también conocida como “La puerta del Ártico”. El centro de la población se sitúa en la pequeña isla de Tromsøya, donde se encuentra también el aeropuerto. La isla está comunicada por el oeste con la isla mayor de Kvaloya a través del puente de Sandnessund y por el este con Tromsdalen, ya en el continente, a través del puente de Tromsø y el túnel de Tromsøsund. Sobre Tromsdalen se extienden también varios suburbios de la ciudad.


Tronsoya con los montes de Kvaloya al fondo

En el entorno de Tromsø pueden realizarse infinidad de excursiones por la montaña, tanto en tierra firme como en las vecinas islas de Kvaloya y Ringvassoya o en los cercanos Alpes de Lyngen. Un paseo sencillo consiste en ascender hasta Storsteinen (421 m), lugar donde también se puede llegar, haciendo un poco de trampa, utilizando el telecabina Fjellheisen. Desde Storsteinen parten varias rutas. La más clásica es continuar subiendo hacia el pico Floya (671 m), con fantásticas vistas sobre la isla de Tromsøya, el puente de Tromsø, la moderna catedral Ártica y los nevados montes de Kvaloya, que ponen un magnífico telón de fondo. Si se dispone de tiempo se puede continuar hacia Bonntuva (776 m), el siguiente pico hacia el sur. Otra posibilidad en el entorno de Tromsdalen es ascender al monte Tromsdalstinden (1238 m).


Puente de Tromso desde Storsteine

El “maratón del sol de medianoche” suele tener lugar la tarde-noche del sábado más próximo al solsticio de verano y, además de la prueba larga, se celebra una media maratón, una carrera de 10 km, un mini-maratón de 4,2 km y una prueba especial para niños, por lo que todo el mundo tiene su oportunidad de participar. La ciudad se vuelca con el evento dentro de un gran ambiente festivo y la llegada de los corredores se prolonga hasta bien entrada la madrugada, terminando todos, por supuesto, sin que se haya puesto el sol.


Narvik

Con los deberes korrikalaris cumplidos, alquilamos unos coches y pusimos rumbo a las Islas Lofoten. A medio camino entre Tromso y el Archipiélago Lofoten se puede hacer una escala en Narvik aunque haya que desviarse ligeramente de la ruta. Desde Tromso hay que dirigirse al Sur por la carretera E8 hasta Nordkjosbotn y allí tomar la E6 (dirección Heia y Setermoen) hasta Bjerkvik, donde confluye la E10 que permite acceder, yendo hacia el oeste, a las cuatro islas principales del archipiélago de las Lofoten. Para ir a Narvik, se continúa en cambio unos pocos kilómetros hacia el Sur y, tras atravesar el fiordo de Rombaken por un puente, se llega a esta ciudad portuaria.


Cascada en el camino Rallarveien

Narvik se desarrolló principalmente a principios del s. XX debido a la construcción de un estratégico puerto que permitía dar salida al mineral de hierro extraído en las importantes minas de Kiruna (Suecia). Para el transporte del material hasta la zona de embarque se realizó una espectacular línea ferroviaria, llamada Ofotbanen, a través de un accidentado y complicado terreno montañoso. La Ofotbanen, inaugurada a principios del s. XX, fue una exigente obra que empleó a unos 5.000 trabajadores, los navvies, en la fase principal del proyecto. Los navvies tuvieron que trabajar bajo durísimas condiciones climáticas sobre un escarpado territorio, construyendo puentes y excavando túneles prácticamente “a mano” en lo que en su día se consideró una obra maestra de ingeniería por la enorme dificultad técnica del trazado. El camino de servicio que se construyó para acceso de los trabajadores y suministro de material durante las obras del ferrocarril, denominado Rallarveien (o Rallarvägen), ha sido recuperado como ruta histórico-cultural y puede recorrerse caminando desde el Parque Nacional de Abisko, en Suecia, hasta el fiordo Rombaksbotn, al E de Narvik, en Noruega. La ruta completa tiene una longitud de 54 km.


Puente peatonal en el Navvy Trek

La línea sigue funcionando para transporte de mineral y también de pasajeros por lo que puede utilizarse como acercamiento para realizar un bonito tramo del Rallarveien o Navvy trek, que transcurre entre la estación de Bjørnfell o la de Riksgränsen y la cabecera del fiordo Rombaksbotn. El tren se coge en la estación de Narvik (cerca del centro de la ciudad) y el viaje dura unos 50 minutos hasta Bjørnfell (Noruega) y solo 5 minutos más hasta Riksgränsen (Suecia), donde se encuentra una estación de esquí. Durante el trayecto se disfruta de preciosas vistas sobre el fiordo de destino y las montañas circundantes. Espectaculares paisajes que se pueden contemplar después, con más calma y desde otros ángulos, en el camino de descenso a Rombaksbotn, desde donde se puede regresar en barco a Narvik (*).

Junto a la estación de Riksgränsen, se toma el camino de los navvies hacia el oeste en paralelo a la línea de ferrocarril. En pocos minutos se llega a la frontera entre Suecia y Noruega, marcada por un poste que sostiene además varios indicadores. Desde este punto quedan 14 km hasta el fiordo y 40 km hacia Abisko, en la dirección opuesta.


Sendero de los Navvies

Continuando el sendero, se llega a la estación de Bjørnfell donde se cruzan las vías. El recorrido sigue un tramo próximo a la línea férrea y, más adelante, se separa de ella, lo que permite observar alguno de sus puentes y las bocas de entrada a varios túneles. El camino se recorre con facilidad (en verano) alternando paisajes rocosos, bosques de abedules, pasos junto a cascadas, cuevas heladas, riachuelos y algún pequeño lago con solitarias cabañas de madera en sus orillas. Más adelante, el sendero se acerca de nuevo al trazado ferroviario aunque a nivel superior y posteriormente desciende a encontrarse con él para volver a cruzar las vías. Un kilómetro después se llega a una bifurcación. El camino de la izquierda lleva a la estación de Katterat, desde donde también se puede iniciar un recorrido más corto o bien esperar al tren de regreso a Narvik si no se quiere llegar al final del trek. Para descender hasta Rombaksbotn, se continúa por la derecha y, tras unos 5 km, se alcanzan las orillas del fiordo. El sendero está balizado y es apto también para bicicleta de montaña.


Indicador en la frontera entre Noruega y Suecia (Navvy Trek)

(*) El barco funciona solo en verano. Hay posibilidad de hacer una reserva para grupo fuera de temporada (preguntar en la oficina de turismo) aunque suele salir un poco caro. En cualquier caso hay que tener en cuenta los horarios de los trenes, la posible combinación con el barco y el tiempo que puede costar el recorrido para no perder el barco o el tren de retorno a Narvik. Las distancias desde las estaciones hasta el final del camino en Rombaksbotn son 6 km desde Kateratt, 13 desde Bjørnfell y 15 desde Riksgränsen.


Islas Lofoten

Vistas desde la lejanía, las Lofoten, más que como islas se perciben como una compacta muralla rocosa que recibe el nombre de Lofotveggen o el “muro de Lofoten”. De más cerca, la cadena de montañas que recorre el archipiélago de Este a Oeste, se abre formando preciosos rincones que parecen sacados de un cuento de hadas. La costa es increíblemente recortada con infinidad de fiordos, puntas, peñascos e islotes diseminados y desde el mar surgen como cuchillos afilados verticales picos de origen glaciar, abruptos y salvajes, que son un auténtico regalo para la vista. De vez en cuando aparece alguna playa de arena blanca y aguas cristalinas de color turquesa que hacen volar la imaginación a latitudes más caribeñas, aunque solo hay que meter un pie en el agua para volver a la gélida realidad. Los Rorbuer o cabañas de pescadores, muy cuidadas y pintadas en vivos colores, añaden más encanto si cabe al cautivador paisaje. Con tantos atractivos naturales, envueltos en la atmósfera especial que crea la luz del Ártico, no es de extrañar que las Lofoten tengan el sobrenombre de “Islas Mágicas”. Lástima que la climatología no acompañe un poco más aunque, como dicen los noruegos, “No hay mal tiempo, sino mala ropa”. Cuestión de abrigarse.


Henningsvaer (la Venecia de Lofoten)

El Archipiélago de las Lofoten está separado del continente por el Vestfjorden o fiordo del oeste. El acceso a las islas puede hacerse desde Bodo, en avión o en barco, hasta Svolvaer, Leknes o Stamsund. Por tierra, se llega gracias a la carretera E10 que atraviesa de noreste a suroeste las islas de Austvågøya, Vestvagøya, Flakstadøya y Moskenesøya, recorriendo 168 km entre Fiskebol y Å, un precioso pueblo pesquero de corto nombre pero gran encanto, donde termina el asfalto. La E10 está calificada como Ruta Turística Nacional por la administración noruega de carreteras públicas, lo que significa que un consejo de revisión, formado por técnicos independientes, analiza los proyectos y vela por que todos los elementos ubicados a lo largo de las rutas tengan una elevada calidad visual. La propia vía rodada es otro atractivo más ya que consta de varios tramos submarinos, numerosos túneles y elegantes puentes que se elevan exageradamente en el centro para permitir la navegación, creando unas curiosas perspectivas de carreteras ondulantes.


Hoguera de San Juan (bajo la lluvia) en Å

A pesar de que las capturas han disminuido notablemente en los últimos tiempos, la pesca del bacalao en la temporada invernal sigue siendo una de las fuentes principales de ingresos en las Lofoten, junto con un creciente desarrollo del turismo en verano. Se sabe que la pesca se practicaba en las islas ya en el año 900 y que a principios del s.XII, el rey Øystein ordenó la construcción de cabañas de madera para albergar a los pescadores, que hasta entonces se refugiaban bajo sus propias embarcaciones invertidas. El nombre noruego de estas tradicionales cabañas es Rorbu (plural Rorbuer) y los pescadores las siguen utilizando en invierno. Muchas han sido adecentadas y se aprovechan también en verano como alojamiento turístico. Este nuevo uso, totalmente compatible con el original para el que fueron creadas, ayuda a la conservación y el mantenimiento de estas históricas edificaciones.


Rorbuer en el puerto de Nusfjord

 
Secadero de bacalao

La ciudad de Svolvaer, en la isla de Austvågøya, es uno de los puntos neurálgicos del Archipiélago y cuenta con uno de los puertos más importantes del norte de Noruega. En sus inmediaciones destaca el monte Svolvaergeita (la cabra de Svolvaer) que es todo un emblema para el distrito. Se trata de una torre pétrea rematada por dos salientes rocosos, Storhornet y Lillehornet, que forman los “cuernos” de la cabra. Los amantes de la escalada, convenientemente equipados, pueden soltar adrenalina subiendo hasta el cuerno mayor para saltar sobre el menor. Este salto fue utilizado por una conocida marca deportiva como reclamo publicitario y, por si alguien tiene curiosidad, el anuncio puede verse en el nº 227, Especial Catalunya, de Pyrenaica. La fotografía original, de Fredrik Neregård, también puede verse aquí: 

Además de “hacer la cabra”, en Austvågøya se puede ascender al Rundfjellet (803 m). El itinerario más asequible parte de Ytrediet, al W. del lago Storvatnet y sube por la cresta noroeste.

Al noroeste de Vestvagøya se pueden recorrer los 9 km de un camino costero que une las pequeñas poblaciones de Eggum y Unstad o un tramo más corto entre Eggum y el faro. La zona es un buen sitio para contemplar el sol de medianoche. Cerca, en Borg, se encuentra el curioso Museo Vikingo, que merece la pena visitar.

Las islas de Flakstadøya y Moskenesøya, separadas por un mínimo estrecho, son posiblemente las más espectaculares y pueden considerarse la esencia de las Lofoten. Pintorescos pueblos pesqueros como Nusfjord, Ramberg, Reine o Å se asientan en la costa al abrigo de puertos naturales, con el fondo de escarpadas montañas salpicadas de neveros aún en verano. Aunque los picos más altos apenas superan los mil metros de altitud, conquistarlos no es tarea fácil. Hay rutas y ascensiones para todos los niveles pero, en general, los senderos no son muy claros y desaparecen de pronto cuando menos te lo esperas, por lo que hay que usar la improvisación y la intuición.


Sakrisoy, en la isla de Moskenes

Puerto de Nusfjord (1.00 a.m.)

Un recorrido típico consiste en ascender hasta el refugio Munkebu, propiedad de la Asociación Noruega de Trekking (DNT). La ruta parte de Sørvågen (Sur de Moskenesøya), cerca de la galería de arte Kysset, y sube inicialmente hasta el lago Studalsvannet, que alcanza una profundidad de 127 m. Como curiosidad, la superficie de este lago se encuentra a 67 m de altura, por lo que su fondo está 60 m por debajo del nivel del mar. El camino pasa después por una placa lisa de piedra en la que se ha instalado una cadena de apoyo que puede venir bien, sobre todo en el descenso, si la roca está mojada. La ruta, amenizada por la visión de varias cascadas, prosigue su ascenso hacia los lagos Tridalsvann y Fjerddalsvann. Finalmente se llega a un collado desde el que ya se distingue la cabaña Munkebu, quedando a la derecha (E.) el fiordo Djupfjorden atravesado por uno de los puentes de la E10. Descendiendo ligeramente hacia la izquierda (N.W.), se llega a la amplia cubeta lacustre donde se asienta el refugio (410 m)(2h). En el entorno se encuentra el pico Hermannsdalstinden (1029 m), la montaña más alta de la isla de Moskenes.


Camino del refugio Munkebu

Djupfjorden, desde el camino a Munkebu Hut

Llegando al refugio de Munkebu

En la página web de las islas Lofoten que se indica más abajo puede descargarse un folleto en español donde se describen varias rutas señalizadas para senderismo y bicicleta, además de amplia información sobre el archipiélago.

Bibliografía recomendada:
Walks and scrambles in Norway. (Anthony Dyer, John Baddeley e Ian H. Roberston). Contiene 8 itinerarios en Lofoten y 2 en el área de Narvik (en inglés)

Internet:

Cartografía:
Turkart Lofoten 1/100.000
Abisko-Kebnekaise-Narvik (Lantmäteriets Fjällkarta) 1/100.000


Réplica de embarcación vikinga

Itziar Lazurtegi

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