jueves, 20 de junio de 2013

Escalada intensiva en Riglos - Joana García Romero




Busco en mi pensamiento y cuento unos cuantos años atrás. Vestida de turista y observando con gran atención la ajetreada actividad que se producía en las paredes de aquellos impresionantes Mallos. No se cuanto tiempo pasaría allí mirando como escalaban, imaginando si yo sería capaz de hacer algo parecido. Era un pensamiento un tanto extraño, nunca antes había escalado, pero no infrecuente y no me refiero al hecho de escalar, por entonces no se me había ocurrido nunca, sino que llevaba un tiempo sin ponerme barreras, simplemente me dedicaba a pensar: ¿por qué no?


En unas cuantas semanas del verano de 2008 pude experimentar lo que es escalar en Riglos. Unos cuantos fines de semana seguidos, como aquel que dice, dedicados a subir por una roca increíble, a descubrir que esa prominencia que tienes encima de ti se llama "panza" y que hay que subirla …. como sea, en inmejorable compañía. 

Mallo Colorado

Del primer fin de semana me llevaré un recuerdo grato e imborrable, el del Mallo Colorado. Uno de los más fáciles para empezar a tantear esa roca tan especial, con vías de relativamente reciente apertura (1993-2003). Muy bien equipadas, con chapas de colores y que van del IV+ al 6a, divididas en cuatro largos de unos 130 m en total y con buenas reuniones en general: ANOREXIA -chapas doradas-, (V),CARLA -chapas negras- (V+), ULTRAVOX -chapas blancas- (V+) y VÍCTOR GARCÍA -chapas negras- (6a).




Dejaremos alguna sin hacer para otro día y poder repetir otras, pues regresaremos de nuevo, pero esta vez a tantear el espolón Adamelo, en el Mallo Pisón, pero unas nubes bastante feas harán que nos bajemos, antes de que sea demasiado tarde, del tercer largo. Me iré a casa con la inquietud de pensar que habrá que volver a subir por el mismo sitio si queremos conseguir la cima del Pisón, la vena montañera es poderosa, pero supongo que si me he arrastrado por ahí una vez imagino que podré hacerlo una segunda. 

No se nos ha ido el magnesio de las manos cuando ya estamos de vuelta en Riglos otra vez. Empezaremos escalando en la Aguja Roja pero un aire muy molesto y frío (es cara norte) nos hará emigrar en busca del Mallo Colorado y el cálido sol que aún lo arropa. Escalaremos una vía que aún nos falta: LOS KILOS OS SIENTAN MUY BIEN -chapas negras- (V). Hemos llegado de viaje esa misma tarde y no nos da para más.




Es temprano, madrugamos para empezar el ESPOLÓN ADAMELO (6a) lo más pronto posible pero al llegar encontramos una cordada por delante. Tendremos que esperar mucho rato. El airecito que corre es helador, llevamos toda la ropa puesta. La cordada que nos precede está teniendo problemas en el segundo largo. Soy la última, detrás de mí hay un grupo de franceses con guía y dos niños de unos 12 años que también se disponen a escalar. Me he quedado congelada asegurando a mi compañero. Cuando me toca subir lo paso mal, no siento los dedos, están muy fríos y duelen. Cuando llego a la primera reunión la cordada que tenía problemas ha desistido, rapelan y se van. Mi moral cae en picado al observar como el guía francés que ha empezado a escalar justo detrás mio, silba una melodía mientras sube sin esfuerzo aparente ¿cómo lo hace?. 

Espolón Adamelo

Hemos perdido muchísimo tiempo, así que la cima del Mallo Pisón quedará pendiente para otro fin de semana más propicio. No podemos quejarnos, el espolón Adamelo lo habremos escalado entero. Unos 200m en 6 largos (5+). En el libro de Felipe Guinda “Escalada en los Mallos de Riglos” (2012), por lo visto aparece la rectificación del grado de esa vía a 6a, pues resultaba algo insólito escalar uno de sus largos (panza del pijo) con la idea en la cabeza de que es un V+. Esta vía fue abierta en 1965 por Ursicino Abajo y Jesús Ibarzo. El último rápel, ya a la vuelta, son unos espectaculares 60 metros volados que nos harán parecer pequeñas arañitas a los ojos de los turistas que nos miran desde unos metros más abajo, como lo hice yo en su día. 

Rápel volado

Que mejor plan para otro fin de semana del mismo verano, que volver a Riglos a seguir escalando en una roca que parece ya nuestra casa. Esta vez es distinto, esta vez hemos vuelto con una idea en mente muy emocionante. Queremos hacer cima en el Mallo Pisón y no nos gusta la idea de volver a repetir por el espolón Adamelo así que pensamos que una buena opción sería hacerlo por la vía Pany-Haus. ¿Porqué no?

La primera ascensión por la vía PANY-HAUS fue el 28 de junio de 1946 y sus aperturistas fueron Jordi Panyella y Jordi Casasayas. La cima del Mallo Pisón se alcanzó por primera vez en abril de ese mismo año por los escaladores Francesc Peyre, Jordi Panyella y Albert Murgía que lo hicieron por la vía normal, accediendo por la parte superior del macizo hasta llegar al collado que es donde empezaron a escalar. Por lo visto Panyella no quedaría satisfecho y buscó la manera de poder hacer cumbre desde el mismo suelo, sin tener que descender por la parte superior.

Vía Pany-Haus

Las tripas no tardan en empezar a retorcerse, vamos a escalar una vía muy exigente, con historia y en un lugar que aparentemente parece completamente inexpugnable. Creo que el Mallo Pisón es el que recibe, desde cualquier ángul,o todas las miradas de quien por allí transite, ya sea que vaya a pie o en coche. El espectacular Mallo Pisón tiene unos 330 m de altura y la vía PANY-HAUS (máx. 6a) le atraviesa las entrañas por su cara sur hasta llegar al collado, de ahí se continúa por la vía normal hasta la cima. Son doce largos, los 5 ó 6 primeros muy exigentes a mi parecer, teniendo en cuenta el poco tiempo invertido en formarme como aprendiz de escaladora. 

Llegando a la cima del Mallo Pisón

Somos tres cordadas y hemos echado prácticamente todo el día en llegar a su cumbre. !!!Que satisfacción!!! Y con el regusto todavía en el cuerpo por haber hecho algo tan inconcebible para mí nos iremos, en busca de otra vía para poder seguir en la práctica de la escalada riglera: la Aguja Roja.

La Aguja Roja

La Aguja Roja se escaló por primera vez en junio de 1947 por Angel Serón y Francisco Fau por la que se conoce como vía normal. Tiene una altura máxima de 150m y es una de las escaladas más clásicas de Riglos y también muy repetida. Llegaremos a su cima por la vía normal (IV+) dividida en cuatro largos, el primero de los cuales se encajona en una chimenea-diedro un poco incómoda de escalar hasta dejarnos en un gran puente de roca que une esta aguja con la Gómez Laguna. El resto de los largos es una sucesión de disfrute y recreo, son unos cuantos los fines de semana que llevamos escalando en ese lugar tan increíble y parece que ya le he pillado el punto a esos agarres y a esas “panzas”.

Aguja Roja. Vía normal 

Puedo decir, con la boca grande, que me fui de allí, de aquel entorno y su roca, con mis dos primeros largos de primera, el último de Anorexia en el Mallo Colorado y el último en la normal de la Aguja Roja, que aunque sin mucho compromiso, para mí fue todo un desafío. Que sensación más bonita conservo de aquel momento y de aquellos días!! Escalar en un lugar tan hermoso y en una roca tan singular no es algo que olvide fácilmente.



2 comentarios:

neskalatzaileak dijo...

Que bueno ver a otra neska trepando en tapia!!! Buen post de Riglos que siempre deja un resabor que te hace volver.
Y es que como decimos entre l@s Neskalatzaileak: RIGLOS TIENE MAGIA.
Un saludo

JOANA GARCÍA dijo...

Es cierto, Riglos tiene algo especial. Un saludo.