domingo, 5 de julio de 2015

GR 85, la ruta de los sentidos - Miren Muñoz Trigo

Desfiladero de Las Palancas, de piedra en piedra junto al agua...

El último viernes de junio hice mi mochila para caminar durante 4 días por un pedazo de tierra en la que la soledad campaba a sus anchas. Tiene nombre de ruta, de sendero de gran recorrido, GR 85. Transcurre por el norte de Burgos, en la zona de Las Merindades. Durante los 4 días, a mi caminar se unieron los cantos de los pájaros, el aroma de mil y una flores, el rocío de las mañanas, que se fue tornando en mediodías calurosos conforme pasaban los días, algún gamo despistado, varios zorros que, como el gamo, se asustaron al verme en sus dominios, y siglos de historia en iglesias, ermitas, palacios y casas blasonadas en pueblos diminutos. Comencé en Frías esos días al aire libre, en la bien denominada Ruta de los Sentidos.


El bonito pueblo de Frías con su castillo datado en mediados del S. XII

La ruta en sí comienza en Villasana de Mena, completándose 9 etapas hasta el pequeño pueblo de Puentedey. En mi caso sólo hice 4, desde Frías hasta Soncillo, donde, agobiada por el excesivo calor, tomé el autobús a Bilbao, volviéndome 1 día antes de lo previsto (pensaba llegar hasta Puentedey). Comenzaba a caminar temprano, a las 7, con el fresco de la mañana, terminando hacia las 13 o 14 h, con una media de 24-25 km diarios. El desnivel es bastante bajo. Llevé conmigo el GPS con las 5 etapas descargadas, y la guía de la GR 85, de CEDER Merindades, conseguida a través de internet, aunque esta guía es del 2002 y algunas indicaciones están un poco cambiadas.

Frías-Trespaderne. 24 km.

En realidad no comencé en Frías porque no encontré alojamiento en su día, sino en un pequeño pueblo, Montejo de Cebas, a 2 km, donde me alojé en su Casa Rural. Bien temprano mis piernas comienzan a caminar y mi ser a llenarse de paisajes, sonidos, olores... Tobera, pequeño pueblo, como todos, que guarda unas verdaderas joyas escondidas entre las rocas, sus ermitas góticas del S. XIII, Santo Cristo y Nuestra Señora de la O. Me quedé pasmada sobre el pequeño puente medieval que junto a ellas forma tan precioso cuadro.

Lugar mágico donde se encuentran las ermitas de Tobera (S. XIII)

Sigo la GR encantada con lo que veo. Paso por un pinar, con una pista a la sombra, hasta que llego a Villanueva de los Montes. Atravieso Cillaperlata, sugestivo nombre, como todo el conjunto de casas e Iglesia que lo componen. Disfruto entre sus calles, escuchando el sonido del agua del Río Ebro, que me acompañará en estos días, junto con las de uno de sus afluentes, el Nela. También me encuentro con la ruta GR99, Caminos del Ebro, coincidiendo las 2 en varios kilómetros. Camino junto al río, bajo la sombra de los chopos, formando parte del paisaje; no me encuentro con nadie.

Bonito pueblo y bonito nombre, Cillaperlata...

Todo aquí huele a viejo, Cillaperlata


Discurriendo junto al Ebro por la GR99. En varios tramos coincide con la GR85

Llego a Trespaderne cuando el sol más calienta. Me dirijo al hostal, el único de este pueblo, donde me reconforto con una buena ducha y posterior comida. Las tardes las paso tranquila, descansando, leyendo, escribiendo, recordando y visualizando la etapa del día siguiente.

Trespaderne-Puente Arenas. 25 km.

Va haciendo cada día más calor, aunque las primeras horas son muy agradables. Desde Trespaderne se transcurre por el Desfiladero de La Horadada. El pueblo de Tartalés de Cilla, minúsculo, se recorta en la lejanía. Atravieso sus calles camino de un lugar en donde varios eremitas escogieron sus huecos en las rocas para vivir. Visito el lugar del "Eremitorio de San Pedro", aunque en la Sierra de Tesla hay más de uno de estos enclaves.

Atravesando Tartalés de Cilla, el tiempo se detiene

Desde el interior del eremitorio, la única foto sin pintadas

Continúo, sola, por una pista atravesando un bonito pinar, y luego por zona más abierta entre robles y encinas, para llegar a Tartalés de los Montes, con su bonita Iglesia románica de San Miguel. Por asfalto (no pasó ni un vehículo en la media hora que anduve por allí), atravieso el túnel junto a la Cascada del Fuerte, y continúo hasta Hoz de Valdivielso, cuando empiezo a notar cada vez más calor. Deambulo por sus calles, paso junto al Palacio Herreriano de los Ruiz de Valdivielso para desembocar en una pista que me lleva hasta Vallehermosa, Arroyo y Quecedo. Estoy en pleno Valle de Valdivielso. No puedo dejar de deleitarme bajo un sol abrasador, y desde la valla, con la Ermita de San Pedro de Tejada, una verdadera joya del románico. Es propiedad privada y no la vi por dentro.

Por los caminos naturales del Ebro

San Pedro de Tejada, una preciosidad del S. IX, cerca de Puente Arenas

Portada de San Pedro de Tejada

Puente Arenas-Aylanes de Zamanzas. 28 km.

...Y llegó el cuarto día, cuando el calor aprieta y una ampolla me impide continuar en condiciones. Esta etapa realmente termina en Tudanca de Ebro, pero no encontré alojamiento, por lo que tuve que caminar nada menos que 8 km más.

Amanece brumoso. Desayuno temprano, el pueblo aún dormido. Por pista llego hasta El Almiñe y mi vista se desvía hacia la bonita silueta de San Nicolás, declarada monumento histórico, del S. XII y estilo semejante a la de San Pedro de Tejada, del día anterior.

Iglesia de San Nicolás en El Almiñé, monumento histórico, originalmente del  S. XII

Calzada medieval desde El Almiñé hasta la Ermita de Ntra. Señora de la Hoz

Paso junto a la fuente, bonita, como todas las de estos pueblos. Me refresco en ella y lleno mi cantimplora. Llego a una calzada medieval, que a lo largo de 3 kilómetros me lleva hasta otra ermita en lo alto (1000 m), Nuestra Señora de la Hoz. Junto a esta ermita está la llamada "Casa de Las Lanas", en la que los arrieros que trasladaban la lana hacia los puertos cantábricos dejaban sus mercancías para que los de Las Merindades continuasen el viaje. Me encuentro con un paisaje estepario, de baja vegetación, que atravieso junto a algún que otro campo de labor. 

Ermita de Nuestra Señora de la Hoz o de Sta. Isabel, S. XII

Llego a Dobro, por un precioso sendero entre flores y oliendo a plantas aromáticas. La vegetación está exuberante y a veces el sendero se pierde en la espesura. Veo un zorro campando a sus anchas cerca de Dobro.

Fuente en el bonito pueblo de Dobro

En compañía de robles rebollos y encinas, y junto a una bonita balsa llena de ranas, llego hasta un cruce a la altura de otro de estos solitarios pueblos, Ahedo de Butrón. Continúo más adelante en bajada por sendero estrecho hasta dar de nuevo con el Ebro. 

La Balsa, camino de Ahedo de Butrón

 Casa con balconada en Ahedo de Butrón

Al no tener alojamiento en Tudanca debo dirigirme hacia Tubilleja por carretera para cruzar el río y continuar la subida hasta Aylanes. Cual es mi sorpresa que el puente está roto y debo continuar hasta el siguiente a casi 3 km. Recorro junto al río esa distancia por la GR99 disfrutando del río y de la sombra, hasta cruzarlo y encontrarme con una carretera en la que indica que me faltan 6 kilómetros hasta el pueblo, cayendo fuego del cielo. Después de 3 kilómetros, y tirando de GPS (estoy fuera del track descargado de esta etapa), me dirijo desde un cruce a la izquierda hasta el pueblo de Robredo de Zamanzas, con una buena pila de agua, ¡qué gusto!, y desde allí visualizo un camino que me llevará hasta Aylanes con algo de sombra y durante algo menos de 1 hora, evitando el asfalto. 7 horas y media de marcha. Me alojo en la Casa Rural "Sendas del Ebro", rústica y acogedora. Toda la casa para mí, ¡qué poca gente anda por estos lugares!...

Preciosa pista entre robles, encinas, helechos

Aylanes-Soncillo. 25 km.

Es el día de más calor. Aprieta ya desde las 8 de la mañana. Tengo 6 kilómetros en bajada, por carretera, hasta San Miguel de Cornezuelo donde vuelvo a empalmar con el track de esta etapa que comenzaba en Tudanca. El pueblo, todavía dormido, me recibe silencioso. 

Por la mañana, silencio en el pueblo de San Miguel de Cornezuelo

Me dirijo a su fuente y me despido de sus calles para adentrarme en un lugar espectacular. El Desfiladero de Las Hoces, seguido del de Las Palancas. Aquí en un trecho de 30 metros de largo, con una anchura de 4 metros, hay que caminar por el lecho del río, de piedra en piedra. Después el sendero estrecho bordea el riachuelo y algo más tarde se entra ya en campo abierto, y el sol pega fuerte. Rozo el pueblo de Munilla y acabo, después de disfrutar de un bonito robledal, en Hoz de Arreba. 

Pequeña portada de madera, muy común en las Iglesias. Hoz de Arreba.

Casa blasonada con mirador de madera en Hoz de Arreba

Lleno mi cantimplora que imploraba agua y me enfrento a los momentos de más calor de esta travesía. Acabo en Soncillo que, junto a Trespaderne, son los pueblos más "grandes" por los que he transitado. Aquí me refugio del sol en el Hotel donde como algo y espero al autobús que saliendo de Guardo llega a Bilbao, es el fin de mi travesía.

Bonito y sobre todo, solitario recorrido. Me he vuelto con ganas de completarlo en otra ocasión. Allí seguirán esos pueblos tranquilos llenos de historia junto al Ebro, pinos, robles, encinas, chopos, boj, alisos, en fin, esos senderos que atesoran tanta vida.


2 comentarios:

Miren dijo...

Que reportaje tan bonito y que buenas fotos!
Mila esker.

Andoni dijo...

Que bonito !!!, paz y tranquilidad a tope.

Muy bonito !!!