jueves, 10 de abril de 2014

Con dos tornillos y unos avalakov (Alto Atlas, Marruecos) - Sonia Rodríguez



Este año por carnavales hemos decidido disfrazarnos de esquiadores, como casi siempre, pero esta vez en Marruecos, en el Alto Atlas.

Parece increíble que en un par de horas de avión aterrices en Marrakech y estés en otro mundo: el paisaje, el clima, la cultura, las personas….tan cerca y tan grandes los contrastes con el sitio donde vivimos. Esperando en el aeropuerto conocimos a una chica con una experiencia bastante especial ocurrida con una familia de Imlim. Ella había ido hace 7 años a hacer un trekking y tanto le gustó el sitio, la gente y demás, que no ha dejado de ir siempre que puede. En consecuencia, tiene una relación muy estrecha con la familia Boluaraun y nosotros, como no, allí que acabamos. Fue una suerte, porque así pudimos enterarnos de muchas curiosidades y cotilleos de la manera de vivir que tienen, que de lo contrario no hubiéramos conocido (si alguien tiene interés en la web rutasatlas.com esta toda la información). 


Lo primero que te llama la atención es que allí en cualquier coche se mete todo lo que entre, o sea, nosotros, esquís, petates….y en una hora y poco llegamos a Imlin. La casa de Mohamed y su familia esta en una zona elevada, pero con una mula, subimos todos los petates sin problema. 

En principio en esta zona la gente está acostumbrada a organizarlo todo: guía, mulas, cocinero, comida… pero como nosotros somos un poco “arrastradillos” y “autosuficientes” no quisimos contratar ni planificar demasiado. 


La primera parte de la subida al refugio del Toubkal nos ayudamos de una mula, pero en cuanto empieza la nieve éstas no pasan, así que hicimos nosotros de mulas con ayuda de 2 porteadores. En total unas 4 horas de subida cómoda, pero poco a poco se va notando la altura. El siguiente contraste se produce aquí: llevar los esquís en una mula, con un paisaje desértico y casas de adobe que se encaraman en las laderas. La imagen es peculiar.

El refu estaba bastante tranquilo el primer día y pudimos descansar bien, pero había bastante menos nieve de lo que esperábamos y todas las cimas de alrededor se encontraban venteadas y con la roca a la vista, por lo que tuvimos que amoldar los planes tan bien organizados y preparados por Gorka a las circunstancias. 


Al día siguiente decidimos subir al Toubkal. A primera hora la nieve estaba dura y en muchas zonas había poca, por lo que el porteo fue elegante. Por lo menos no eramos los únicos gili que iban con eskis a la txepa, la fila era bastante larga. Una vez llegados al collado anterior a la cima, decidimos alargar la subida, haciendo también el Toubkal Oeste (4020 m) (sin esquís a la txepa) y regresar al collado, para terminar de subir, bastante empinadillo el tema, el Toubkal (4167 m). Tras el hamaiketako de txoripan y las fotos de rigor bajamos hacia la otra vertiente, con la intención de pillar mas nieve. En esta zona ya si que pudimos ponernos los eskis y disfrutar de unos giritos. Por el camino se ven restos de un avión estrellado hace unos años (que yuyu). La pena es que al final del valle al llegar al río hay que remontar hasta el refugio, por lo menos esta vez con los esquís puestos.


Descansito en el refugio, secar el material y cena a las 7 de la tarde. Perfecto. Esta noche el refugio se ha llenado: Canarias, Polonia, Inglaterra, Alemania…montañeros de diversas nacionalidades pero todo el mundo con material ultima generación. Otro contraste con la ropa y equipo de los autóctonos.

El segundo día decidimos que había que utilizar todo ese material de escalada que habíamos porteado. Bastante cerca del refugio hay una cascada de hielo llamada del bloque empotrado, obviamente porque lo hay. Gorka muy animosamente, con los eskis a cuestas, se la hizo de primero. Cuando nos toco el turno a nosotros eso era una cascada, pero de agua fría corriendo por nuestro cuerpo, empapados salimos por arriba!!! Esta es la consecuencia de escalar al sol en el desierto, todo no se puede. Mi intención era subir por la cascada sin esquís y luego rapelar, a continuación coger los esquís y subir por la canal por donde pensaban bajar los chicos y juntarme con ellos. Pero como el corredor por donde teníamos que continuar subiendo parecía facilito, me deje convencer y tiramos para arriba, ayudada de lujo con Txingu por delante y Gorka por detrás (que mal suena) que para eso me convencieron de subir por allí cuando yo no quería. Salimos a una especie de circo donde, tras zanparnos unos ricos bocatas de txorizo, decidimos pasarnos al canal de la derecha, ya que la nieve estaba muy blanda y nos hubiera costado horrores llegar arriba. Tras montar un rapel a prueba de bombas hacia el otro canal, la pareja masculina remontaron hasta el collado (la que va de reina no tenía esquís) y se pegaron una bajada de muerte, bastante empinadilla los tramos finales. Hasta el refugio esquiando que llegaron.






Esa noche unos canarios que venían del valle de al lado nos comentan que allí hay mas nieve, así que al día siguiente decidimos trasladarnos de refugio. El principal problema es todo el peso que tenemos: 85 kilos entre 3 personas tocamos a....no salen las cuentas. Decisión: un petate con cosas que creemos que no vamos a usar baja para Imlin y otro con lo pesadito con un porter al refugio Tazaghart. 

En principio era un día no muy duro de traslado de refugio, pero al final casi acabamos vivaqueando!!!!. El día comienza bien subiendo con nieve por un valle pero, al llegar al collado Tizi Afella, vemos que el otro valle apenas tiene nieve. Porteo de bajada, porteo de subida al collado Tizi Melloul. Aquí los masculinos deciden subir al Afella Sur (4043 m). La lista por quitar peso había mandado las zapatillas en el petate con el porter y no es plan de subir por roca con las botas de esquiar. Otro par de bocatitas de txoricillo y ya solo nos quedaba bajar esquiando al refugio, pero sorpresa!!!!. al final el valle se va estrechando hasta convertirse en una cascada de hielo. Tenia mala pinta. Txingu va a investigar y, tras bastante tiempo, regresa y nos dice que es posible destrepar por un lado. Yo iba bastante “acojonadilla”. No era difícil, aunque con todo el peso y los esquís en la mochila, los crampones, pioletos, lo poco acostumbrada que estoy a estos terrenos (mixto le dicen)..... cada vez que miraba para abajo pensaba que iba a acabar en el infinito. Otra vez Txingu por delante y Gorka por detrás me ayudan a bajar. Llegamos al refugio casi anocheciendo. La verdad es que el refugio tiene mucho encanto y las vistas a la llanura de Marrakech son espectaculares. Este refugio es bastante más tranquilo y pequeño que el del Toubkal, solo había otro giri inglés. Cena que nos hemos ganado y a lo-lo.




En este valle no hay tanta nieve como nos habían dicho, así que la mejor opción es escalar las cascadas que hay por el valle que bajamos el día anterior. Esta vez si voy toda animada: hace sol, calorcito, llevamos cuerdas, voy a ir asegurada y no tengo que destrepar. Perfecto.

Comienza Gorka por la primera de ellas. El problema es que hemos mandado la mayoría del material a Imlin, así que solo tenemos 2 tornillos de hielo. Gorka, muy habilidoso él, va haciendo avalakov para asegurarse y le salen a la primera. Donde pone el ojo pone el avalakov!!

La segunda cascada (de hielo) es para Txingu. Aquí el tema se complica. Al solete se está estupendamente, pero la cascada se cae a cachos, no da mucha confianza. Aunque cada vez que clava los pioletos el sonido que hacen no nos gusta demasiado, Txingu con un par de tornillos, un par de avalakov y un par de co...sale por arriba. Nos cuesta un poco montar un buen rapel; al final lo conseguimos y bajamos rápido y seguros. Otro día que se nos a ido. Esta noche cenamos solos en el refugio. 


El último día decidimos bajar a Imlin. Las condiciones para esquiar y hacer corredores no son muy buenas. Esta vez no tenemos porteador. Reorganización de petates y cargados como mulas comenzamos a bajar. El valle es precioso y al fondo se distinguen pequeños pueblos en las laderas montañosas. El valle se va encajonando y surgen cascadas a los laterales. Hace calor y paramos a comer, beber y hacernos fotos de despedida de estas montañas. Lo peor está por llegar, la subida al collado Tizi M´zzik con bastante calor y cuesta. El punto de contraste y humor lo puso un guía que bajaba con otros dos giris de ese collado. Los giris llevaban los esquís en la mula y al vernos comentó “¿pero que hacéis? Si aquí tenemos muchas mulas”. Así somos, cabezones como mulas. Al llegar al collado el personal está de picnic y nosotros txoripan, ¡que bien entra!. Menos mal que no somos musulmanes y el cerdo nos encanta. La ultima bajada nos acerca a M'zzik y a la casa de Arantxa y la familia de Mohamed, donde nos damos una ducha muy merecida. Por curiosidad Txingu saca el dinamómetro y pesamos los petates: Txingu 30 kg, Gorka 28 y yo casi 25. El dolor de espalda durará unos cuantos días y nos hará recordar durante toda la semana lo vivido en estas montañas marroquíes.




Para terminar, un poco de turisteo. Volvemos a Marrakech, esta vez en autobús de línea. Tiene su encanto ir como sardinas en lata. Ese día y la mañana del siguiente lo dedicamos a conocer Marrakech. El zoco es un laberinto donde hasta un campeón de la orientación se pierde. Caminamos entre puestos comprando algunos regalos. 

Aquí el contraste entre las mujeres marroquis, muy tapadas, y las extranjeras, mas ligeritas, es llamativo. Pienso que tengo mucha suerte de no haber nacido 1000 km mas al sur. Mi vida habría sido muy diferente. No deja de llamarnos la atención el poco valor de la mujer este tipos de culturas.




Hace mucho calor, así que al final del día acabamos mas cansados que en en el monte. 

Nos vamos de Marruecos con una nueva experiencia en el bolsillo. Estando tan cerca es tan diferente que merece mucho la pena. Somos unos privilegiados.

Por haberme cuidado como una reina (ya no tengo edad de ser princesa): TXUNGI (versión marroki) ETA GORKA: SUKRAN

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