martes, 28 de julio de 2015

Pasando visita a Gorbeia - Hamlet

Pelotamendi y el refugio de Arraba

Andaba queriendo hacer una visita al refugio de Arraba desde las pasadas Navidades. El invierno ha sido crudo y, teniéndolo tan cerquita, me parecía bobada subir con mal tiempo y no poder disfrutar del paseo. Así que, como a partir del 1 de mayo empieza la temporada de verano y abre todos los días, me acerqué ayer, sin ir más lejos, porque estaba anunciado buen tiempo. 



Salí de Bilbao a las 10:30 porque tenía intención de comer a mesa puesta. Empezaba a levantar la niebla en la villa. Mi intención era dejar el coche en Pagomakurre y subir por la ladera de Lekanda. Pero, para no perder la costumbre, erré la carretera y para cuando me di cuenta, estaba en Areatza. Bueno, ¡qué le vamos a hacer! Una vez más, cambio de monte porque cambiar de carretera… ¡para nada! Así que llegué a Zubiaur, barrio de Orozko, y una vez en Usabel, encaré decididamente las empinadísimas cuestas para llegar a Belauztegi y dejar allí el vehículo.



Las calles de Orozko estaban muy mojadas, lo que quería decir que había estado lloviendo hasta hacia muy poco. El macizo de Gorbeia, desaparecido entre la niebla. Me alegré del dinero que le había prestado a fondo perdido a mis ruedas. Con ellas recién cambiadas, me imaginaba el infierno que habría sido subir por allí con las viejas. Las zapatillas que calzaba, sin embargo, eran las que más horas de monte tenían hasta hoy en mi armario. No gano para calzado montañero, lo juro. Es mi ruina. Y me resigné a llevar los pies mojados aunque elegí cuidadosamente el camino. ¿Hay algo peor que el que te llamen pisacampas? Pues sí, oye, yo ayer fui de pisa pistas. Y me tuve que resignar a dejar pequeños recortes pisacampas para mejor ocasión.


Llegué a la majada de Austingarmin, fantasmal entre la niebla y pateé la pista que sube a Ipergorta. Poco me duró el apelativo apache de “pies secos” y me reencarné en “pies mojados”. El rubio ve un rebaño y me mira interrogante. Sabe que no le dejo que asuste a las bovejas que lo mismo se tiran contra alambradas que por un precipicio abajo. De ahí les viene el nombre a las bobas.

Majada de Austingarmin

Después de visitar Ipargorta, subimos el birri monte de Arranoatx para ver si tiene algo nuevo en su cima. Nada. El consabido hito de piedras. Como es prontito para ir directos al refugio, nos internamos en Itxina, toda una delicia en esta época del año pero más misteriosa que en cualquier otra. Las hojas de las hayas lo invaden todo. Por arriba y por abajo. Hay que extremar la precaución por todo lo que aquí se junta: roca mojada, niebla, hojarasca, ramas y hojas nuevas. La experiencia acumulada buscando hitos durante innumerables paseos facilita nuestro progreso. Llegamos a Kargaleku y le sugiero a mis compañeros pasar visita a Atxausita. El viejo buzón me tiene embelesada. Aguanta ahí dignamente a pesar de los años transcurridos desde su colocación. 

Arranoatx (1245 m)

Atxausieta (1161 m)

Volvemos a Kargaleku y salimos a Arraba. Un paisaje de árboles presos en sus jaulas de madera es lo primero que vemos. El terreno está anegado. Todo es un humedal del que mis trotadas zapatillas pasan olímpicamente. De repente vemos un grupito de personas emergiendo entre la niebla. ¡Esto sí que es una verdadera sorpresa! ¡Pero si están jugando al golf! A esto le llamo yo ser elegante y tener clase. Y después de intentar unos hoyos, identificados con sendas ikurriñas, se comerán una paella. Lo llevan haciendo así durante años, los muy ladinos. Me invitan al banquete porque les falta representación femenina. ¡Qué simpáticos y bien educados! Una pena que haya subido con el objetivo de comer en el Refugio de la BMF.


Subimos Pelotamendi y desde allí vemos una bandera del Athletic que Joseba ha izado para que se vea desde Barcelona. Que Google todo lo puede y seguro que aparece en esa maravilla que es el Earth. Le digo a Yolanda que he ido para comer de cuchara pero, ¡vaya día de cambio tras cambio de idea!, al final me pimplo unos huevos fritos con lomo y cebolla pochada. Yolanda me quiere invitar pero le digo que si hubiese querido comer gratis, me habría quedado a la paella de mis anfitriones golfistas. Me hace unas fotos con San Bernardo, porque me hace ilusión tenerlas para poder enseñárselas a Jesús de la Fuente, uno de los pocos conocedores de que Bernardo fue santo antes que nombre de perro.

El Rubio me espera formal, ansioso de volver a patear por estas fantásticas campas. El cielo luce ya prácticamente despejado. Nos permitimos el lujazo de otear la Cruz en el horizonte desde la modesta Artalarra. 

 Artalarra (1163 m)

La Cruz (1482 m) y Aldamin (1373 m) desde Artalarra

Descendemos hacia Zastegi y la Peña Urratxa nos llama. Todavía no se oye el murmullo del Padrobaso ni nos puede ver ese poderoso ojo de agua que es Ubegi. Pero nosotros sabemos dónde se esconde y vamos a visitarle.

Urratxa (1060 m)

Ubegi

Después seguimos el curso del agua y atravesamos el arroyo. Las dos bocas de Lapurzulo nos sirven de zanahoria. En un recodo del camino descubrimos a Mari despojándose de su corteza de árbol para reencarnarse en polvo. Y le sacamos fotos sin que nos vea. Después nos sale al paso el cruce para subir hasta Gorbeia, y me pongo la mano a modo de orejera diciéndome en voz alta “no lo mires, y sigue para delante”. 

 Mari cambiándose de vestimenta

Perdemos bastante desnivel hasta llegar al recóndito Lapurzulo y lo tenemos que recuperar por la fuerte ladera de Usotegieta. Y ya puestos, pisamos su cima. Y dejamos una nueva tarjeta. Desde sus laderas la majada de Austingarmin ahora luce bucólica y acogedora.

Cima de Usotegieta (1187 m)

Llegamos de nuevo a la pista que sube desde Usabel. Esto está llegando a su fin, le digo al Rubio. La última sorpresa está en el mismo aparcamiento. Un precioso torete se está durmiendo de pie con la caricia en su piel del sol de primavera.



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